Artículos del boletín

Desde 1990 se ha hecho mucho ruido en torno a los bosques de la Cuenca del Congo, para bien y para mal. Y una nueva ola medioambiental se abate sobre la República Democrática del Congo, de una amplitud muy parecida al “boom del Zaire” de los años de 1970. Pero cabe preguntarse si las administraciones forestales centroafricanas, que suelen estar sometidas a factores sociológicos insidiosos, se alinean con las aspiraciones y necesidades de bienestar de las poblaciones de la región.
Una computadora. Eso fue lo que el norteamericano Paul Lambert, representante de la empresa Tortuga Landing, le ofreció al Ministerio de Ambiente y Energía (MINAE) como compensación por haber construido un camino de 105 metros de largo por cuatro de ancho, y por eliminar la regeneración natural en un bosque de la zona marítimo terrestre en Quepos, localidad del Pacífico central. El hecho ocurrió durante una audiencia de “conciliación” celebrada el pasado 17 de febrero en el Tribunal Ambiental Administrativo (Expediente Nº 184-05-3-TAA).
A principios de la década de 1900 Gambia estaba cubierta por bosques densos y casi impenetrables. Actualmente quedan tan solo unos pocos remanentes de bosque primario y el 78% de la zona de bosque restante está clasificada como “vegetación de sabana degradada con árboles y arbustos”. La causa principal de este proceso de degradación del bosque puede ubicarse en la introducción del maní, que se convirtió en el principal cultivo comercial orientado a la exportación, en gran medida destinado a abastecer el mercado francés con aceite para uso industrial y doméstico.
El Foro Nacional de Habitantes y Trabajadores de los Bosques (National Forum of Forest People and Forest Workers, NFFPFW, en adelante “el Foro”) recibió con agrado el informe presentado por el Comité Parlamentario Conjunto en relación con el proyecto de ley de Reconocimiento de los Derechos sobre los Bosques y espera que el Gabinete Central lo apruebe y lo envíe al Parlamento.
Se han enviado numerosas cartas desde el exterior al gobierno de Ecuador en el marco de la campaña de apoyo a organizaciones sociales e indígenas ecuatorianas que procuran evitar la aprobación en su país de una legislación que implicaría la expansión de los monocultivos en gran escala de árboles (ver el artículo sobre Ecuador en este mismo boletín).
Los técnicos al servicio de las transnacionales han demostrado tener una ilimitada capacidad de inventiva para servir mejor a quienes les pagan. Nada es imposible, ni absurdo, ni inmoral para ellos. Entre sus más recientes logros, figura el haber conseguido poner en venta a la propia naturaleza bajo el disfraz de los llamados “servicios ambientales”. Expresiones como “venta de oxígeno” y “venta de sumideros de carbono” son ahora moneda corriente, en particular en los países del sur.
El Banco Mundial ha puesto los ojos en los vastos bosques tropicales de la República Democrática del Congo (RDC), segundos del mundo en tamaño después de la selva amazónica, a los que apunta como una meta.
La inestabilidad política que sufrió Nigeria durante el régimen de Abacha en 1993/94 --secuela de la anulación de las elecciones presidenciales del 12 de junio de 1992 ganadas por el difunto magnate comercial Jefe M.K.O. Abiola-- creó una gran escasez de kerosene que afectó seriamente distintas partes del país y dio lugar a la invención de las “Cocinas a carbón de Abacha” –una cocina de realización casera que utiliza carbón de leña.
Los eucaliptos entraron a China por primera vez en torno a 1890; originariamente se los plantaba con fines ornamentales y para sombra al borde de los caminos. La primera ola de plantaciones de eucaliptos en China, principalmente para la producción de madera, llegó después de la fundación de la República Popular China. No fue sino hasta los años 1950 que con las granjas forestales estatales se establecieron extensas áreas de plantaciones con el propósito de suministrar maderas para minas, postes para la construcción y combustible.
Desde que India obtuvo su independencia política en 1947, las Zonas Protegidas y los proyectos de desarrollo --como grandes represas, minas, industrias, carreteras y cantones militares-- han desplazado a millones de personas en el país. Cifras de la Comisión de Planeamiento dan a entender que solamente entre 1951 y 1990 los proyectos de desarrollo desplazaron a 21,3 millones de personas. No hay cifras disponibles en cuanto a la cantidad de personas expulsadas por el Departamento Forestal (para crear nuevas Zonas Protegidas y desalojar a los “invasores de los bosques”).
En 2004, el Ministro de Forestación, a través del Decreto Nº 101/Menhut-II/2004, aprobó una medida relativa a la aceleración del avance de las plantaciones de árboles para abastecer la industria de la celulosa y el papel. En la provincia de Jambi la medida tuvo gran receptividad por parte de PT Wira Karya Sakti (PT WKS), una compañía forestal subsidiaria del Grupo Sinar Mas (SMG).
“Queremos hacer responsables a aquellas empresas que construyeron la represa o que lucraron con ella: la empresa coreana que la construyó o la empresa belga que hoy es dueña de la represa.