Artículos del boletín

El Grupo de Acción Ambiental Indio Kalpavriksh reeditó recientemente el informe titulado: “Socavando a la India. Impactos de la minería sobre zonas ecológicamente sensibles.” publicado en marzo de 2003.
Malasia es uno de los principales productores y exportadores mundiales de madera tropical. Es sede de una serie de grandes compañías madereras trasnacionales, incluida Rimbunan Hijau, un conglomerado mundial de compañías, controlado por la familia Tiong, de Sarawak en Malasia.
En el avance de los grupos económicos y de poder que apuntalan la privatización, globalización y desregulación de la economía con el afán de llegar a comercializar los más recónditos espacios de la vida, la Organización Mundial del Comercio (OMC) ha sido uno de los principales instrumentos.
En lo profundo del Amazonas brasileño un maderero cruza la frontera desde Perú e invade tierras tribales Ashaninka, tala otro caobo añejo, lo arrastra hasta la orilla y lo hace flotar río abajo, donde lo espera un camión y más tarde los mercados internacionales.
El Santuario de la Naturaleza Carlos Anwandter en el Río Cruces, es el Sitio que Chile incorporó en 1981 como Humedal de Importancia Internacional al momento de adherirse a la Convención Ramsar, Convención relativa a los Humedales de Importancia Internacional especialmente como Hábitat de Aves Acuáticas. Alberga una gran diversidad de especies de flora y fauna, especialmente de cisnes de cuello negro (Cygnus melancoryphus), un ave migratoria amenazada.
Hace exactamente seis años tuvimos la oportunidad de visitar el estado de Portuguesa en Venezuela con el objetivo de conocer de primera mano la situación que estaban viviendo las poblaciones locales de Morador y Tierra Buena en relación con las extensas plantaciones de eucaliptos, pinos y melinas (Gmelina arborea) de la empresa Smurfit Cartón de Venezuela, propiedad de la transnacional Smurfit Corporation con sede en Irlanda.
Desde que la ciencia forestal occidental definió a los bosques como entidades predominantemente productoras de madera, los esfuerzos se han concentrado en aumentar la productividad de un único producto: la madera. Los bosques diversos fueron simplificados, desmalezando todas las especies que no le interesaban a la industria, y promoviendo la predominancia absoluta de los árboles “valiosos” en el bosque.
Tal vez sea ingenuo de mi parte, pero realmente creía el Banco Mundial tendría una posición sobre los árboles transgénicos. El primer ensayo de campo con árboles transgénicos fue en 1988. Seguramente, pensé, 16 años es tiempo suficiente como para que a los expertos en políticas del Banco se les haya ocurrido algo.
En junio de 2004, activistas desconocidos atacaron el último ensayo de árboles genéticamente modificados (transgénicos) en Finlandia. Talaron unos 400 abedules transgénicos. ¿Cómo debemos reaccionar ahora? Ésa fue la primera pregunta que nos hicimos los campañistas contra los árboles transgénicos cuando supimos del ataque.
Entre el 17 y el 19 de noviembre de 2004, en la Universidad de Duke de Carolina del Norte, en EE.UU., tuvo lugar una conferencia de primera línea sobre tecnología de ingeniería genética aplicada a los árboles. Estuvieron presentes representantes de las principales compañías de biotecnología, entre ellas Arborgen, Cellfor y otras; así como algunas de las instituciones líderes en investigación como el Instituto de Biotecnología Forestal, Joint Genome Initiative del Departamento de Energía, el Servicio Forestal de EE.UU.
Las 7.000 hectáreas de plantaciones de álamos de Potlatch Corporation en Boardman, Oregon, tienen tanta tecnología de punta como pueda tener una plantación. Los árboles se plantan en el suelo arenoso del desierto y solo crecerán gracias a decenas de miles de finas mangueras negras. El agua, los fertilizantes y los plaguicidas son bombeados hasta los árboles a través de las mangueras de riego. El agua de riego proviene de la represa John Day, construida por el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de los EE.UU. en 1971.
Los científicos forestales que trabajan en árboles transgénicos a menudo mencionan el número de ensayos de campo de árboles transgénicos en el mundo como prueba de que la tecnología está siendo cada vez más aceptada. En realidad, lo opuesto es lo cierto. A medida que aumenta el número de experimentos también aumenta la fuerza de la resistencia contra los árboles transgénicos.