Artículos del boletín

La Sra. Mai, miembro de la comunidad étnica Palaung y madre de tres niños, habitante del poblado de Pang Daeng en el norte de Tailandia, está acampando frente al Ayuntamiento de la ciudad de Chiang Mai desde hace ya varias semanas. Junto con varios cientos de pobladores de su comunidad, solicitan al gobernador de Chiang Mai que libere a su esposo, Tan Bortuk, y a otros habitantes del poblado.
La selva de Yabotí, 300 km al este de Posadas, en la provincia de Misiones, fue designada Reserva de Biosfera de la UNESCO en 1995. Además de su importancia en materia de biodiversidad, constituye el único refugio y sustento de dos comunidades de la etnia Mbyá Guaraní (Tekoa Yma y Tekoa Kapi'i Yvate), pueblos que solo recientemente entraron en contacto con el mundo exterior y que ahora se ven amenazados por los intereses de la empresa Moconá Forestal S.A.
El año 2003 comenzó con la tonelada de cobre a 1.800 dólares. A principios de este año, el precio subió a aproximadamente USD 3.600, el doble del valor de 12 meses antes. El déficit en el abastecimiento de ese metal llegó a más de 500 mil toneladas. El escenario, completamente diferente al predominante en los últimos años, no podía ser mejor para el inicio de las operaciones en la mayor mina de cobre que jamás haya existido en Brasil.
Parece que no hay tregua para el pueblo U’wa en su larga resistencia en defensa de sus derechos ancestrales a la vida y a sus tierras, y en rechazo a los proyectos de explotación petrolera en su territorio tradicional (ver boletines 10, 22, 29 y 38 del WRM). El Plan Colombia, Ecopetrol y sus empresas petroleras asociadas, el gobierno omiso, son amenazas para el territorio de los U’wa, para quienes “es el corazón del mundo. Por él corren las venas que alimentan el universo. Si se destruye, se desangra el mundo”.
La integridad del Parque Nacional Yasuní (PNY), ubicado en el corazón de la Amazonia ecuatoriana, corre grave peligro ante el inminente inicio de actividades petroleras por parte de la empresa petrolera estatal de Brasil, Petrobras (Petrobras Energía Ecuador).
En la ciudad de Cajamarca, al norte de Perú, miles de campesinos, estudiantes y organizaciones sociales están luchando contra los planes de la empresa minera Yanacocha (cuya principal accionista es la empresa minera estadounidense Newmont, junto con la empresa peruana Buenaventura y de la Corporación Financiera Internacional del Banco Mundial) de realizar trabajos de exploración en el Cerro Quilish, cuyas vertientes alimentan a los ríos Grande y Porcón.
El 12 de marzo de 2004 se realizó en Popondetta, Provincia de Oro, Papua Nueva Guinea, el Primer Foro sobre Derechos sobre la Tierra y Manejo Comunitario de los Recursos Naturales de los propietarios tradicionales de tierras de la Provincia de Oro, con la presencia de representantes de todas las comunidades poseedoras de tierras de la provincia. Los participantes se comprometieron a asegurar el manejo sustentable de los recursos y a proteger sus derechos en tanto legítimos propietarios de estos recursos, y declararon que:
La Red Alerta Contra el Desierto Verde, entidad que reúne a aproximadamente 100 organizaciones no gubernamentales, movimientos sociales, asociaciones, sindicatos y fundaciones, en cuatro Estados brasileños (Espírito Santo, Bahia, Rio de Janeiro y Minas Gerais) convocó a los habitantes del Estado de Espírito Santo, a la prensa y a las autoridades políticas a participar en las manifestaciones a realizarse los días 20 y 21 de setiembre.
Durante siglos, los pueblos que habitan los bosques y los que dependen de ellos para su subsistencia, pudieron realizar actividades agrícolas y cría de ganado de una manera compatible con la conservación del ecosistema bosque. Lo que fue posteriormente descrito en términos peyorativos por los expertos occidentales como agricultura de “roza y quema” era en realidad un sistema que demostraba tener impactos mínimos y reversibles en el bosque, permitiendo a su vez el sustento de las comunidades. Un sistema que en el lenguaje actual se llamaría “sustentable”.
Los bosques tropicales han sido habitados durante miles de años por comunidades que hicieron uso de ellos para su sustento en diversas formas, incluso a través de la agricultura. Se trataba de un tipo de producción agrícola que tenía en cuenta las interacciones de los cultivos y era llevada a cabo de forma tal que no suponía la destrucción del bosque sino que convivía con él. Promovieron zonas en que concentraron diversidad de especies útiles para consumo humano, dentro de un escenario diverso, sin socavar las bases biológicas del bosque.
En 1944 la Fundación Rockefeller financió la introducción de una serie de tecnologías a la producción agrícola de México, a partir de lo cual se creó un modelo de producción agrícola denominado “Revolución Verde”, que tiene como categoría central el concepto de “variedades de alto rendimiento”, desarrolladas en el marco de monocultivos apoyados por un paquete tecnológico que incluye la mecanización, el riego, la fertilización química y el uso de venenos para el combate de plagas.
A partir del siglo XV, el progreso tecnológico le permitió a Europa tomar una enorme delantera en el trazado del mapa mundial, con la invasión del continente americano, la aniquilación casi total de la población indígena y la apropiación absoluta del poder político y económico.