Artículos del boletín

La deforestación contribuye al cambio climático a través de la liberación de carbono de la biomasa forestal. Por lo tanto, debe promoverse la conservación así como las actividades de rehabilitación de los bosques a efectos de promover tanto la conservación del carbono --en el caso de bosques primarios-- como su absorción --en el caso de los bosques secundarios a los que se permite volver a desarrollarse.
Uno de los principales objetivos de los negociadores de algunos países industrializados en la Convención sobre Cambio Climático es que las plantaciones sean aceptadas como sumideros de carbono en el denominado Mecanismo de Desarrollo Limpio. El razonamiento que utilizan parece ser muy claro: durante su crecimiento los árboles toman dióxido de carbono de la atmósfera y fijan carbono en la madera. De manera que actúan como “sumideros de carbono” y así ayudar a contrarrestar el cambio climático mediante la remoción de dióxido de carbono de la atmósfera. Entonces, ¿cuál es el problema?
La deuda externa constituye una pesada carga para los países del Sur, especialmente para los más pobres y para los sectores más pobres en cada uno de ellos. Los gobiernos implementan programas de ajuste estructural en sus economías, promovidos por el FMI y el Banco Mundial, a efectos de asegurar el puntual pago del servicio de la deuda, lo cual desvía fondos que podrían haberse destinado a satisfacer las necesidades básicas de su población, tales como alimentación, educación, vivienda y salud.
El WRM ha emitido dos declaraciones directamente vinculadas con el proceso de la Convención sobre Cambio Climático. La primera de ellas fue divulgada en ocasión de la IV Conferencia de las Partes (Buenos Aires, Noviembre de 1998). La segunda declaración se centra en las plantaciones como sumideros de carbono y fue emitida en mayo de 2000.
Como parte de la Campaña sobre Plantaciones, el WRM editó un documento informativo sobre las plantaciones como sumideros de carbono, con el fin de difundir su visión sobre un tema relativamente nuevo como es éste y crecientemente impulsado por el sector empresarial. El documento está disponible también en inglés, francés y portugués.
Suecia, Finlandia y Noruega raramente aparecen en los medios de prensa. Por lo menos no en relación con la huella del Norte en el Sur y mucho menos en cuestiones vinculadas a deforestación. Los EE.UU., Canadá, Japón y muchos países de Europa Occidental son quienes acaparan los titulares. Y por cierto que lo merecen, puesto que las corporaciones con sede en esos países están extrayendo más y más recursos del Sur y con ello destruyendo el ambiente a nivel local y global.
Un informe recientemente publicado acerca del sector forestal en Gabón confirma la existencia de una negativa tendencia que está llevando a la destrucción de los valiosos bosques primarios del país a manos de un puñado de empresas extranjeras (ver Boletín 28 del WRM).
Culpar a las víctimas es una práctica difundida en muchos lugares. En el caso de Nigeria dicha práctica puede ser tan sólo definida como criminal. El 11 de julio ppdo. más de 200 aldeanos de Adeje murieron debido a la explosión de un oleoducto. Muchos otros sufrieron heridas graves. Los medios de prensa informaron que "las víctimas eran aldeanos que estaban extrayendo gasolina del ducto, que lleva productos derivados del petróleo desde Warri al norte de Nigeria y fue perforado por ladrones el sábado de noche".
Localizado en el límite norte de la región de las selvas tropicales africanas, Togo tiene todavía 1.396.000 hectáreas de cobertura forestal, la que representa el 24% de la superficie total del país. En un paisaje dominado por la sabana, los bosques constituyen una importante área de concentración de biodiversidad, a la vez que una fuente fundamental de medios de vida para las comunidades locales. No obstante, el manejo forestal en Togo ha estado enfrentado a importantes problemas.
La historia no es nueva. Los megaproyectos de represas presentados a los gobiernos del Sur y a las comunidades locales como un signo de prosperidad y progreso, en realidad traen desastres consigo. La promoción de inversiones extranjeras sin consideración por la protección del ambiente y los reclamos de la gente está amenazando la sobrevivencia de las Cataratas de Bujagali en Uganda.
La fábrica de celulosa y rayón de Indorayon (PT IIU) en Porsea, Norte de Sumatra, ha provocado un prolongado conflicto ambiental en la región, donde los campesinos y las ONGs locales han venido exigiendo su clausura debido a la contaminación que afectó al Lago Toba por causa de los efluentes emitidos por la industria, la destrucción de los bosques de la zona y la plantación de monocultivos forestales para obtener materia prima, al tiempo que los trabajadores de la planta quieren que ésta permanezca abierta, puesto que carecen de otras oportunidades de empleo en la región.
Durante la última década, Tailandia ha presenciado repetidas protestas contra las plantaciones de eucalipto. Campesinos han participado de marchas, arrancado árboles de raíz, incendiado plantaciones, declarado sus tierras como "libres de eucaliptos" y mejorado el suelo donde hubo plantaciones de eucalipto, a través de prácticas de forestación comunitaria (ver Boletín 8 del WRM).