Entre el 9 y el 14 de febrero ppdo. tuvo lugar en Port Harcourt, Nigeria, un taller denominado "Petróleo y Resistencia Local", organizado por Environmental Rights Action. Paralelamente se realizó en el mismo lugar la asamblea de Oilwatch Africa. Participaron del evento delegados de varios países de la región -Camerún, Ghana, Gabón, Chad y Nigeria- así como representantes de Oilwatch Internacional. Con posterioridad al mismo el grupo realizó una visita a los campos petroleros del Delta del Niger, donde se viene dando un profundo conflicto entre la Shell y los indígenas Ogoni.
Artículos del boletín
La expansión de la industria papelera a nivel mundial está provocando severos problemas sociales y ambientales a través de tres tipos de actividades que forman parte de su cadena de producción: la corta de bosques nativos, la plantación de extensos monocultivos forestales –que generalmente vienen a continuación de la tala del bosque- y la contaminación del agua y del aire provocada por el proceso industrial en si mismo.
Los bosques de Camboya están siendo amenazados por la actividad de madereras vietnamitas (ver boletín del WRM nro. 18). Sin embargo no es éste el único problema al cual se ven enfrentados los bosques en ese país. La mitad de los manglares de la provincia de Koh Kong han sido cortados, tanto para dar lugar a instalaciones de la industria camaronera, como para aprovechar su madera para la producción de carbón de alta calidad. De las 10.000 hectáreas con que contaba originalmente la provincia, hoy en día quedan en pie solamente 5.000.
Las piscinas de cría de la industria camaronera están ocupando más y más superficie en áreas de manglares y de tierras de uso agrícola en muchos países del Sur. Dicha expansión viene siendo fuertemente resistida por los pobladores locales, que por esa causa sufren represión, además de la pérdida de sus tierras y medios de vida. A veces los campesinos se ven forzados a convertirse en trabajadores explotados al servicio de las propias compañías camaroneras. He aquí un ejemplo de Indonesia.
Durante años los ambientalistas han acusado a la fábrica de pulpa y papel Indorayon (PT IIU) localizada en Porsea, cerca del Lago Toba en Sumatra del Norte, de estar contaminando el lago y los ríos que en él desembocan, talando los bosques de la zona y plantando monocultivos de eucalipto y acacia para la obtención de materia prima. Un sinnúmero de manifestaciones y protestas tuvo lugar denunciando las actividades de la compañía.
Carmelita y Uaxactún son dos comunidades que durante más de 80 años han vivido dentro de los actuales límites de la Reserva de la Biósfera Maya, en Guatemala (creada en 1989), la cual está actualmente amenazada por concesiones petroleras. La reserva abarca un área de 16.000 km2 y constituye el más extenso bosque tropical del país. Ambas comunidades han vivido tradicionalmente de la extracción de "xate" (Chamaedorea spp.), la explotación del chicle (Manilkara achras) y de la utilización a nivel comercial de la pimienta (Pimenta dioica), mediante un padrón de uso sustentable de los recursos.
Entre fines de octubre y principios de noviembre de 1998 la región noroeste de Nicaragua fue devastada por el Huracán Mitch. Las consecuencias de este desastre natural se vieron incrementadas por la extrema vulnerabilidad del país, la falta de organización para enfrentar este tipo de fenómenos y el uso insustentable del suelo que se ha practicado históricamente. Por ejemplo, en la región oriental durante los últimos 30 años se secó casi el 80% de los ríos debido a la corta del bosque tropical seco (ver artículo siguiente en este número del Boletín).
El territorio nicaragüense se encuentra en una región de la Tierra especialmente susceptible a fenómenos naturales, tales como huracanes, inundaciones y terremotos. Sus consecuencias son presentadas generalmente como el resultado de la furia de la naturaleza, sin tener en cuenta que los efectos negativos provocados por los agentes naturales dependen no sólo de la intensidad de los mismos, sino también de la vulnerabilidad de la sociedad y los territorios afectados.
Estadísticas correspondientes al año 1997 mostraban que la deforestación en Costa Rica alcanzaba las 16.400 hectáreas anuales, en tanto la tasa de reforestación llegaba a las 12.600 hectáreas. Estas cifras podrían inducirnos a pensar que ese país tiene sólo un balance ligeramente negativo en cuanto a cobertura forestal año a año. Sin embargo es necesario subrayar que la mencionada "reforestación" se basa en monocultivos de especies exóticas -como gmelina, teca y pino- y en el crecimiento del bosque secundario, en tanto los bosques primarios siguen desapareciendo.
Las críticas que se formulan a las plantaciones forestales se dirigen generalmente a los monocultivos de eucaliptos y de pinos y a sus efectos negativos desde el punto de vista social y ambiental. Aquí les presentamos un caso diferente, basado en interesantes comentarios -cuyos fragmentos más relevantes transcribimos- que hemos recibido en relación con un libro recientemente publicado sobre un proyecto de plantación de teca en Costa Rica, cuya autor es el Dr. P. Romeijn:
El modelo forestal chileno ha sido mostrado como el ejemplo por antonomasia de desarrollo forestal y ha venido siendo exportado a los países de la región. Implementado durante la dictadura militar, tal estilo de desarrollo del sector, que generó concentración económica, desplazamiento de indígenas y campesinos y daños al medio ambiente, está hoy siendo severamente cuestionado -incluso con acciones directas- por parte de los afectados. En este caso, los indígenas mapuches.
Comunidades indígenas de la Sierra de Perija junto a un grupo de organizaciones reunidas en la Federación Ecologista del Zulia están convocando a una marcha nacional para denunciar los problemas que afectan a los pueblos indígenas de Venezuela. La manifestación, que está siendo organizada simultáneamente en Caracas, Maracaibo, Trujillo, Barinas, Cabimas y Machiques se realizará el próximo 22 de abril, Día de la Tierra.