Artículos del boletín

Hace dos años, 5,3 millones de hectáreas a lo largo de Indonesia se vieron envueltas en llamas, en lo que fue la peor temporada de incendios desde 1997/1998. La nube de humo cubrió grandes extensiones del Sudeste asiático, escondiendo otros incendios de turberas y bosques que ardían en Malasia. Hubo más de 75.000 incendios en Sumatra y Borneo. El profesor Florian Siegert, experto en turberas, ayudó a analizar los detalles de las imágenes satelitales y concluyó que: “La mayoría de los incendios fueron iniciados para abrir terreno a las plantaciones.
A pesar de toda la evidencia científica existente sobre el impacto de los monocultivos de árboles a gran escala, la Convención de Cambio Climático insiste en promoverlos bajo el falso argumento de que las plantaciones pueden aliviar los efectos del cambio climático actuando como “sumideros de carbono”.
El modelo de desarrollo económico promovido desde los centros de poder ya ha mostrado a las claras que lleva al desastre social y ambiental, tanto a nivel local como en el plano global. El cambio climático es el ejemplo más claro en lo ambiental, en tanto que la creciente escasez de alimentos que sufren millones de personas lo demuestra a nivel social.
Vía Campesina es un movimiento internacional e intercultural que coordina diferentes organizaciones nacionales y regionales de pequeñ@s agricultor@s, campesin@s, campesin@s sin tierra, trabajador@s agrícolas, pueblos indígenas, pescador@s, inmigrantes y personas que trabajan en actividades artesanales.
Una fábrica de celulosa altera profundamente la micro-región donde se instala y genera una serie de problemas que afectan principalmente a las poblaciones tradicionales.
Han pasado 63 años desde que Sukarno proclamó la independencia de la República de Indonesia, el 17 de agosto de 1945. Cada mes de agosto, y especialmente el día 17, los indonesios de todo el archipiélago celebran el aniversario de la nación.
Las empresas plantadoras de palma aceitera están haciendo fortunas en Malasia, principalmente gracias al auge actual del agrocombustible, pero nada de esto llega a quienes a costa de su sangre y sudor, hacen que el dinero fluya de esas plantaciones (ver Boletín Nº 134 del WRM). Los trabajadores inmigrantes venidos de Indonesia parecen ser unos de los que salen peor librados.
Parece una bofetada. La agroindustria de la palma aceitera ha escogido precisamente el 16 de octubre, Día Mundial de la Soberanía Alimentaria, y al país de América Latina más golpeado por la palma aceitera –Colombia- para celebrar la Primera Reunión Latinoamericana de la “Mesa Redonda de Aceite de Palma Sustentable” (RSPO).
Los argumentos a favor de la certificación a menudo explican que una empresa que desea vender sus productos como producidos de manera sustentable tiene que probarlo de alguna manera. Un consumidor que desea comprar productos social y ambientalmente
Todos los “días internacionales” tienen que ver con asuntos problemáticos, de importancia mundial, que requieren ser tratados por la sociedad toda. La expansión de los monocultivos de árboles ha generado tantos impactos sociales y ambientales que hizo surgir la idea de establecer un Día Internacional para plantear el tema a escala mundial. El 21 de setiembre fue la fecha elegida, siguiendo el camino de algunas redes locales de Brasil que, en 2004, decidieron declarar ese día (el Día del Árbol en dicho país) como día de lucha contra los monocultivos de árboles.
Falta de agua, cambios en la flora y la fauna, pérdida de tierras, violaciones de los derechos humanos, destrucción de la trama social, son algunos de los problemas que traen consigo los monocultivos de árboles. Quienes mejor lo saben son las comunidades locales, que sufren en carne propia esta invasión, pero cuyas denuncias y luchas son sistemáticamente ocultadas por el poder de las empresas y sus aliados.
En el suroeste boscoso de Camerún, cerca de Kribi, se encuentran dos plantaciones industriales gigantescas que cubren en total una superficie de 62.000 ha. Una de ellas, HEVECAM, es un monocultivo de heveas perteneciente al grupo singapurense GMG, y la otra, SOCAPALM, es una plantación de palma aceitera, propiedad del grupo francés Bolloré.