Artículos del boletín

En 1926, la compañía Firestone Tire & Rubber firmó un contrato con el gobierno de Liberia por el cual arrendó durante 99 años un millón de acres [unas 405.000 hectáreas] para establecer allí una plantación de caucho. La superficie total de la concesión de Firestone representa el 4% del territorio y casi el 10% de las tierras fértiles del país.
El monocultivo va en contra de la naturaleza, pues ésta es diversa. Por eso un sistema antinatural, como son las plantaciones industriales de árboles, tiene numerosos impactos negativos. Los incendios son uno de ellos.
En el noreste de Camboya, diversos grupos indígenas viven desde hace siglos preservando un ecosistema de bosque inmenso y extremadamente diverso, que se mantuvo intacto hasta hace pocas décadas, cuando comenzó su explotación masiva. Las prácticas agrícolas indígenas, como en muchas otras zonas boscosas del mundo, han contribuido a mantener allí la diversidad biológica y figuran entre las más sustentables que se conocen hasta ahora.
Indonesia es el segundo productor mundial de aceite de palma; cerca del 80% de la producción total de aceite de palma proviene de Malasia e Indonesia. Con cerca de 6 millones de hectáreas plantadas con palma aceitera, Indonesia tiene prevista una considerable expansión y planea llegar a 20 millones de hectáreas de aquí a 2020.
En Malasia, la expansión del aceite de palma va de la mano de la deforestación – si bien los funcionarios del gobierno sostienen lo contrario. Un comunicado de prensa emitido por Sahabat Alam Malaysia [SAM] Amigos de la Tierra, Malasia, el 6 de agosto de 2008, revela que unos 2,8 millones de hectáreas de tierras, principalmente boscosas, de Sarawak, fueron entregadas para concesiones de plantaciones, sobre todo de palma aceitera y árboles de crecimiento rápido para celulosa.
La ruta que une Trang y Krabi, en el sur de Tailandia, es un ejemplo de lo que los economistas llaman desarrollo. Lo que antes era un bosque tropical exuberante se ha convertido en filas y más filas de palmas aceiteras o árboles de caucho. Sólo rompen la monotonía, aquí y allá, unas pocas casas y tiendas rodeadas por un mar de monocultivos de árboles. Al final de la ruta, granjas camaroneras ocupan el lugar de los manglares, y sólo una delgada fila de mangles bordeando el río ha escapado a la destrucción. El monocultivo parece haber ganado la partida a la rica diversidad de la región.
Imagínese un área del tamaño de 500.000 canchas de fútbol plantada con una única especie de árbol. ¿Un bosque? No, un desierto verde. Sin personas, sin agua, sin otras plantas. Dentro de pocos años, ese será el paisaje de Río Grande del Sur, estado del extremo sur de Brasil, donde tres empresas concentran la producción de celulosa, con daños sociales y ambientales.
El caso de Chile es presentado en América Latina como un modelo exitoso en materia forestal, a pesar de que numerosas organizaciones chilenas y en particular de indígenas Mapuche vienen denunciando desde hace años los impactos de las grandes plantaciones de pinos y eucalipto instaladas en el sur del país. Sin embargo, ello no ha sido obstáculo para que bien pagos consultores forestales continúen repitiendo las mismas mentiras y convenciendo a los gobiernos de otros países (Perú y Ecuador son los casos más recientes) a transitar el ”exitoso” camino chileno.
En medio de tanta apropiación y despojo de los grandes intereses mercantiles resulta refrescante recibir noticias que dan cuenta de victorias logradas por la tenaz resistencia de los pueblos.
Para las comunidades locales que habitan en áreas boscosas resulta muy clara la diferencia entre un bosque y un monocultivo de árboles. Sin embargo, tal claridad no existe a nivel de la profesión forestal, que ha sido formada a partir del concepto de que las plantaciones son bosques y que cumplen funciones similares a éstos.
Bienvenidos a esta edición especial del boletín del WRM que mira al África con ojos africanos. Para muchas personas en el mundo, África es un continente exótico lleno de danzas y cantos, tanto de los pájaros como de las personas. África es un gran continente. Su masa terrestre cubre 31 millones de kilómetros cuadrados y representa un 20% de la tierra. Es el segundo del mundo en extensión y tiene una población de alrededor de 900 millones de personas, o sea que está menos poblado que la India y China.
“Señor Presidente, Honorables Delegados: