No nos confundamos. Cuando el Fondo Monetario Internacional (FMI) habla de un “ambiente favorable”, se refiere a los negocios, a un ambiente favorable para la inversión extranjera directa, por medio de las operaciones de bolsa, o indirecta, a través de las operaciones de compañías transnacionales.
Otras informaciones
Nuevas políticas, viejos problemas. Ya desde la década de 1970 el Banco Mundial viene esforzándose para definir una forma de encarar los bosques que reconcilie su declarado compromiso de aliviar la pobreza con su promoción del “desarrollo” a través de modelos verticales de crecimiento y comercialización. Los modelos de desarrollo de libre mercado, fundados en el derecho a la propiedad privada, no concuerdan con las formas convencionales de encarar la actividad forestal.
Desde su fundación en 1956, la Corporación Financiera Internacional (CFI) ha otorgado más de US$ 44 mil millones de sus propios fondos y movilizado otros US$ 23 mil millones en forma de préstamos a 3.143 empresas en 140 países. Según su declaración de principios, la CFI existe para promover “inversiones sostenibles del sector privado en los países en desarrollo como una manera de reducir la pobreza y mejorar las condiciones de vida de la gente”.
La globalización, un proceso liderado por corporaciones a lo largo del mundo, ha tenido inmensos impactos sociales y ambientales negativos, particularmente en el Tercer Mundo.
“La peor inmoralidad es la ignorancia estudiada, la determinación de negarse a ver o conocer” (Andrea Dworkin)
Solo disponible en inglés -
3 June 2005 - Montreal, QC, Canada
Today at a press conference on genetically engineered trees held during the Second meeting of the Parties to the Cartagena Protocol on Biosafety (COP-MOP 2), participants called for the UN Convention on Biological Diversity (CBD) to enact a moratorium on the release of genetically engineered trees into the environment, including the removal of any outdoor test plots currently in
existence.
Una presentación con testimonios de las poblaciones locales del mundo entero.
Descargar en formato pdf
En 1998, el Banco Mundial y el WWF anunciaron una nueva “Alianza Forestal” con el objetivo de asegurar que para 2005 hubiera 200 millones de hectáreas de bosques certificados en los países clientes del Banco Mundial. La Alianza tuvo serias dificultades para lograr este objetivo.
Para facilitar la transparencia y obtener orientación durante la implementación de su nueva política de bosques, el Banco anunció que establecería un Grupo Asesor Externo (EAG) con el que interactuar. El grupo ‘tendría la tarea de proporcionar asesoramiento independiente” sobre bosques al Banco, ‘y tendría derecho a hacer públicas esas recomendaciones’.
La Corporación Financiera Internacional es el miembro del Grupo del Banco Mundial que otorga préstamos directamente al sector privado o compra acciones de empresas del sector privado que actúan en países en desarrollo. Pero la misión declarada de la CFI va más allá de ayudar a generar ganancias para las empresas del sector privado y sus accionistas. De acuerdo con su declaración de objetivos, la CFI existe para reducir la pobreza y mejorar la vida de las personas a través del desarrollo sustentable del sector privado.
Una lectura superficial de la Política de Bosques del Banco Mundial sugiere que contiene una proscripción que prohíbe al Banco Mundial financiar proyectos que a su criterio puedan afectar los “bosques críticos”. Sin embargo, una lectura más atenta sugiere lo contrario. Esto se debe, en primer lugar, a que es el personal operativo del Banco y nadie más, quien decidirá cuáles áreas de bosques son “críticas” y cuáles no.
En 2001 y 2002, el Banco Mundial mantuvo nueve consultas regionales con gobiernos, la industria y organizaciones de la sociedad civil. El objetivo declarado de este ambicioso esfuerzo era recibir opiniones sobre el desarrollo de la nueva Política Operacional sobre Bosques del Banco. Además, el Banco creó un Grupo Técnico Asesor (TAG) para la redacción de esta nueva política.