La Corporación Financiera Internacional es el miembro del Grupo del Banco Mundial que otorga préstamos directamente al sector privado o compra acciones de empresas del sector privado que actúan en países en desarrollo. Pero la misión declarada de la CFI va más allá de ayudar a generar ganancias para las empresas del sector privado y sus accionistas. De acuerdo con su declaración de objetivos, la CFI existe para reducir la pobreza y mejorar la vida de las personas a través del desarrollo sustentable del sector privado.
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Una lectura superficial de la Política de Bosques del Banco Mundial sugiere que contiene una proscripción que prohíbe al Banco Mundial financiar proyectos que a su criterio puedan afectar los “bosques críticos”. Sin embargo, una lectura más atenta sugiere lo contrario. Esto se debe, en primer lugar, a que es el personal operativo del Banco y nadie más, quien decidirá cuáles áreas de bosques son “críticas” y cuáles no.
En 2001 y 2002, el Banco Mundial mantuvo nueve consultas regionales con gobiernos, la industria y organizaciones de la sociedad civil. El objetivo declarado de este ambicioso esfuerzo era recibir opiniones sobre el desarrollo de la nueva Política Operacional sobre Bosques del Banco. Además, el Banco creó un Grupo Técnico Asesor (TAG) para la redacción de esta nueva política.
Una virtud de la Política sobre Bosques de 1991 era su simplicidad. Luego de la conmoción de las revelaciones de la década de 1980 acerca de las enormes superficies de bosques destruidas por proyectos financiados por el Banco Mundial –construcción de represas, carreteras, pozos petroleros, plantaciones y por colonización y madereo- la política de 1991 instruía al personal del Banco a mantenerse a distancia de los proyectos que pudieran perjudicar a los bosques tropicales húmedos primarios.
El concepto de comercio de carbono como instrumento para “evitar el peligroso cambio climático” apareció por primera vez en las negociaciones que desembocaron en el Convenio Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCCC) de 1992. Según dicho Convenio, los proyectos que aducen reducir emisiones de gases de efecto invernadero podrían vender las emisiones “ahorradas” a una compañía que encuentra más lucrativo pagarle a otros para que reduzcan emisiones que reducirlas ella misma.
El Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM) es el principal mecanismo intergubernamental para tratar los problemas ambientales "mundiales", con inclusión de la pérdida de la biodiversidad. Es también el principal vehículo de financiación del Convenio sobre Diversidad Biológica (CDB) de la ONU. Desde que el FMAM sefundó en 1991, entre el 30% y el 50% de su gasto anual en conservación ha sido destinado a proyectos relacionados con los bosques. Hasta junio de 2003 el FMAM había financiado 150 proyectos de conservación de bosques por un total de US$ 778 millones.
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Por segunda vez, el Comité Ejecutivo del Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL) ha rechazado las razones expuestas por Vallourec & Mannesmann do Brasil solicitando dinero de créditos de carbono para plantaciones industriales de árboles.
A principios de marzo de 2005 los primeros proyectos de sumideros de carbono promovidos por el BioCarbonFund del Banco Mundial entraron en la primera etapa de registro como proyectos del MDL (Mecanismo de Desarrollo Limpio) en virtud del Protocolo de Kioto. En el sitio web establecido por el Banco Mundial para la financiación del carbono se publicó, más o menos por la misma fecha, un formulario para que los responsables de los proyectos de sumideros de carbono que se presentarán ante el BioCarbonFund pudieran calcular las tasas de captura del carbono.
Si hay algo que ese otro mundo posible que reclamamos debe contener es diversidad biológica. La vida nos lo dice a cada paso, y a gritos. El mensaje rompe los ojos. Cuanta mayor es la diversidad de un ecosistema, mayor es su riqueza, mayor es su belleza. He ahí los preciados bosques tropicales, receptáculo profundo de innumerables especies animales y vegetales, de colores, matices y sonidos, cuna de cascadas y riachuelos, matriz de poblaciones humanas.
En 1972, en el Estado de Rio Grande do Sul, a pocos kilómetros de la ciudad de Porto Alegre, en el municipio de Guaíba y sobre el río del mismo nombre, el grupo noruego Borregaard establece una planta de celulosa, que finalmente cierra en 1975 como resultado de presiones públicas contra la contaminación que estaba causando. En ese año la compra la empresa Klabin y reabre con el nombre de Riocell.
Consumismo y pobreza son las dos puntas del actual mercado mundial del papel. Manipulación de los mercados, acuerdos de cártel, fijación de precios y otras prácticas similares les dan a un grupo de empresas el poder necesario para controlarlo. En el medio, contaminación del aire, el agua y el suelo, acumulación y extranjerización de la tierra, aumento de la escala, profundización de una forma de producción que requiere cada vez menos trabajadores.