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“La peor inmoralidad es la ignorancia estudiada, la determinación de negarse a ver o conocer” (Andrea Dworkin)
Solo disponible en inglés - 3 June 2005 - Montreal, QC, Canada Today at a press conference on genetically engineered trees held during the Second meeting of the Parties to the Cartagena Protocol on Biosafety (COP-MOP 2), participants called for the UN Convention on Biological Diversity (CBD) to enact a moratorium on the release of genetically engineered trees into the environment, including the removal of any outdoor test plots currently in existence.
Una presentación con testimonios de las poblaciones locales del mundo entero. Descargar en formato pdf  
En 1998, el Banco Mundial y el WWF anunciaron una nueva “Alianza Forestal” con el objetivo de asegurar que para 2005 hubiera 200 millones de hectáreas de bosques certificados en los países clientes del Banco Mundial. La Alianza tuvo serias dificultades para lograr este objetivo.
Para facilitar la transparencia y obtener orientación durante la implementación de su nueva política de bosques, el Banco anunció que establecería un Grupo Asesor Externo (EAG) con el que interactuar. El grupo ‘tendría la tarea de proporcionar asesoramiento independiente” sobre bosques al Banco, ‘y tendría derecho a hacer públicas esas recomendaciones’.
La Corporación Financiera Internacional es el miembro del Grupo del Banco Mundial que otorga préstamos directamente al sector privado o compra acciones de empresas del sector privado que actúan en países en desarrollo. Pero la misión declarada de la CFI va más allá de ayudar a generar ganancias para las empresas del sector privado y sus accionistas. De acuerdo con su declaración de objetivos, la CFI existe para reducir la pobreza y mejorar la vida de las personas a través del desarrollo sustentable del sector privado.
Una lectura superficial de la Política de Bosques del Banco Mundial sugiere que contiene una proscripción que prohíbe al Banco Mundial financiar proyectos que a su criterio puedan afectar los “bosques críticos”. Sin embargo, una lectura más atenta sugiere lo contrario. Esto se debe, en primer lugar, a que es el personal operativo del Banco y nadie más, quien decidirá cuáles áreas de bosques son “críticas” y cuáles no.
En 2001 y 2002, el Banco Mundial mantuvo nueve consultas regionales con gobiernos, la industria y organizaciones de la sociedad civil. El objetivo declarado de este ambicioso esfuerzo era recibir opiniones sobre el desarrollo de la nueva Política Operacional sobre Bosques del Banco. Además, el Banco creó un Grupo Técnico Asesor (TAG) para la redacción de esta nueva política.
Una virtud de la Política sobre Bosques de 1991 era su simplicidad. Luego de la conmoción de las revelaciones de la década de 1980 acerca de las enormes superficies de bosques destruidas por proyectos financiados por el Banco Mundial –construcción de represas, carreteras, pozos petroleros, plantaciones y por colonización y madereo- la política de 1991 instruía al personal del Banco a mantenerse a distancia de los proyectos que pudieran perjudicar a los bosques tropicales húmedos primarios.
El concepto de comercio de carbono como instrumento para “evitar el peligroso cambio climático” apareció por primera vez en las negociaciones que desembocaron en el Convenio Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCCC) de 1992. Según dicho Convenio, los proyectos que aducen reducir emisiones de gases de efecto invernadero podrían vender las emisiones “ahorradas” a una compañía que encuentra más lucrativo pagarle a otros para que reduzcan emisiones que reducirlas ella misma.
El Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM) es el principal mecanismo intergubernamental para tratar los problemas ambientales "mundiales", con inclusión de la pérdida de la biodiversidad. Es también el principal vehículo de financiación del Convenio sobre Diversidad Biológica (CDB) de la ONU. Desde que el FMAM sefundó en 1991, entre el 30% y el 50% de su gasto anual en conservación ha sido destinado a proyectos relacionados con los bosques. Hasta junio de 2003 el FMAM había financiado 150 proyectos de conservación de bosques por un total de US$ 778 millones.
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