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¿Qué es la felicidad? Podríamos tener muchas respuestas y podríamos incluso considerar que ser feliz es un asunto estrictamente personal. Sin embargo, por lo menos dos aspectos de la felicidad son universales: todas y todos la queremos y difícilmente alguien podría declararse feliz si tuviera hambre, frío, falta de casa o falta de acceso al conocimiento construido y acumulado por la humanidad.
Plantar S.A. Reflorestamentos, una compañía siderúrgica y forestal que opera en Brasil, en el estado de Minas Gerais, se ha esforzado mucho por obtener dinero a través del Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL).
Un artículo publicado en el sitio Web EUobserver.com (1) informa que “en un borrador de comunicado donde se orienta a los estados miembros de la UE sobre el uso de los biocombustibles, la Comisión clasifica las plantaciones de palma aceitera, fuente de uno de los biocombustibles más destructivos, como 'bosques'. En esencia, el documento afirma que como las plantaciones de palma aceitera son lo bastante altas y dan suficiente sombra, cuentan como bosques”.
Un proyecto de investigación fue llevado a cabo en Laos con el fin de evaluar los impactos económicos, sociales y ambientales de las grandes concesiones de tierras para la plantación de caucho, y para hacer recomendaciones sobre el futuro manejo de la tierra en dicho país. Dos provincias del sur de Laos (Champassak y Salavane) fueron elegidas para realizar investigaciones durante un año, desde julio de 2007 hasta julio de 2008.
A continuación publicamos un comunicado de la Red Latinoamericana contra los Monocultivos de Árboles (RECOMA) que denuncia la situación de violencia que están viviendo comunidades locales y pueblos indígenas de la Selva Lacandona en Chiapas.   Llamado a la solidaridad internacional para proteger la Selva Lacandona en Chiapas, México, Febrero, 2010.
Como pondera el geógrafo Carlos Walter Porto- Gonçalves, los modelos económicos pautados en actividades de monocultivo siempre serán incompatibles con un medio ambiente sano y equilibrado. Cualquier monocultivo en escala industrial, especialmente el vinculado a la plantación de millones de árboles clonados de eucalipto es incompatible con el propalado desarrollo sustentable.
Hay dos realidades en el sector forestal de Indonesia. En una, los bosques siguen siendo destruidos, los pantanos de turba drenados, los bosques talados, quemados y reemplazados por plantaciones industriales de árboles. Los derechos de los pueblos indígenas y las comunidades locales son arrasados junto con los bosques. Mientras tanto, en la otra realidad, se plantan árboles, se restauran bosques y las emisiones de gases de efecto invernadero pronto serán cosa del pasado.
En varias provincias del norte de Mozambique, empresas plantadoras de pino y eucalipto avanzan sobre tierras que pertenecen a comunidades de familias campesinas. Se trata de un proceso relativamente reciente, incentivado por el gobierno mozambiqueño que ve en las plantaciones de monocultivos de árboles un instrumento para fomentar el desarrollo y el progreso, principalmente en las regiones más distantes como la provincia de Niassa.
Los bosques naturales no son los únicos paisajes invadidos por plantaciones de árboles. Las praderas nativas, biológicamente diversas, de Sudáfrica están siendo rápidamente reemplazadas por monocultivos de pinos y eucaliptos, grandes consumidores de agua, para la exportación de pasta de papel.
En todos los sitios del mundo donde se instalan monocultivos de árboles a gran escala, su implantación es precedida por una serie de promesas que sirven para engañar a la población local. A pocos años de su establecimiento se empieza a constatar que las promesas no se cumplen y que la situación ha incluso empeorado. Pero ya es demasiado tarde. Las empresas se han adueñado del territorio y han implantado sus plantaciones.
La denominación de “bosques plantados” es un término acuñado por la FAO con el objetivo de equiparar los cultivos forestales con los bosques, que poco a poco se ha ido extendiendo y asimilando por numerosos organismos internacionales y nacionales, lo que han aprovechado las multinacionales del sector forestal para incidir en esa equiparación, como se ha demostrado en el último Congreso Forestal Mundial celebrado el pasado mes de octubre de 2009 en Argentina.
La Convención de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático en Copenhague se presenta al mundo como si realmente estuviera confrontando la grave crisis mundial del cambio climático, con miles de delegados gubernamentales y hasta un centenar de presidentes y jefes de estado participando en la reunión.