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Los estudios dedicados a la seguridad y la salud de los trabajadores de las plantaciones forestales son escasos en todo el mundo y generalmente este sector queda inmerso en el más amplio de la industria forestal, que abarca también las actividades de tala y explotación maderera en el bosque.
En Uruguay hemos ingresado al siglo XXI siendo testigos de una transformación paisajística que se extiende en todas direcciones. Plantaciones de eucaliptos y pinos parecen invadir toda clase de tierras. Esa transformación paisajística tiene incidencia directa en distintos aspectos sociales.
Desde mediados de la década de 1980 existe una tendencia mundial hacia la subcontratación en aquellos aspectos del modelo de producción de las plantaciones madereras que exigen el uso intensivo de mano de obra. En Sudáfrica, la industria maderera admitió abiertamente que su principal motivo para reemplazar los empleados permanentes por trabajadores subcontratados fue reducir costos.
Un artículo de Jennifer Mourin, vicedirectora ejecutiva de la oficina regional para Asia y el Pacífico de la red de acción contra los plaguicidas Pesticide Action Network (PAN AP), hace referencia a una situación para nada singular en el sector de la palma aceitera de Malasia: “Rajam trabajaba aplicando plaguicidas en un campo y ganaba un jornal diario de RM18. El principal herbicida que usaba era el paraquat. No se le brindó ninguna prenda protectora como botas, máscara, guantes, lentes o delantal.
Solo disponible en inglés - We the undersigned wish to register our concern over the certification of tree plantations by the FSC, which has granted a green label to monoculture plantations that have proven to be socially and environmentally destructive. We are aware that the FSC is carrying out a review of its plantation certification policy, and it is our hope that the result of this process will be an end to the certification of these types of plantations by the FSC in the future.
El libro de Philip Gain, Stolen Forests, publicado en 2006, denuncia las nefastas consecuencias de la introducción de plantaciones en los bosques nativos de Bangladesh (monocultivos de teca, hevea, eucalipto y acacia).
La VI Asamblea del Frente de Resistencia y Lucha Pataxó se reunió en Monte Pascoal el 19 de agosto pasado para evaluar los problemas que enfrentan como consecuencia de la insuficiencia de tierras, lo cual atenta contra su sustentabilidad y su cultura. La historia de los Pataxó y su desarraigo se remonta a 1861, cuando junto a otras comunidades indígenas fueron expulsados de sus tierras por el gobierno de la Provincia de Bahia, para congregarlos a todos en un solo poblado.
En abril de 2003, en el boletín nº 69 del WRM, escribimos un artículo sobre la República Democrática de Congo centrado en la explotación de columbita-tantalita (coltan, en su forma abreviada), un mineral ampliamente utilizado en teléfonos celulares, computadoras portátiles y videojuegos, y en cómo la explotación de este mineral había devastado bosques como el de Ituri, cambiando para siempre un hábitat que antes sustentaba a la comunidad Mbuti y donde vivían gorilas, okapis (parientes de la jirafa), elefantes y monos.
El turismo llegó para quedarse en Costa Rica, y a través de él tomó fuerza el saqueo y la depredación de los pródigos ecosistemas de ese país (ver Boletín Nº 84 del WRM). Así lo denuncia el costarricense Juan Figuerola, de la Federación Costarricense para la Conservación del Ambiente (FECON), en el comunicado de prensa “El diablo ambiental: amo y señor de Costa Rica” (http://www.wrm.org.uy/paises/CostaRica/Diablo_Ambiental.html).
Recientemente nos hemos enterado de que la empresa Veracel, ha iniciado el proceso para obtener la certificación por parte del FSC de sus plantaciones. Para estos fines ha contratado a la consultora SGS.
Solo disponible en inglés - Masato, Fenadad, Tea Imagen, IWgia, 10 Minutos
Por Raúl Zibechi  Tomado de: Programa de las Américas - www.ircamericas.org