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En el número anterior (Boletín del WRM Nº 109) hacíamos referencia a la promoción de las plantaciones de palma aceitera, denunciando sus impactos sobre el bosque amazónico y los campesinos desplazados. El ímpetu “plantador” continúa, también con otro tipo de exóticas. En julio de este año se presentó el Plan Nacional de Reforestación, que promueve plantaciones forestales con fines comerciales e industriales, y que fue aprobado en enero del año en curso. El plan se propone un ritmo anual promedio de plantación de aquí al 2024 de 104.500 hectáreas.
La historia de la industria de las plantaciones en Sudáfrica puede compararse con el desarrollo de las plantaciones en otras partes del Sur: en Brasil, Aracruz Celulose creció bajo una dictadura militar; el boom de la celulosa de Indonesia fue planeado y puesto a andar durante el régimen de Suharto; Camboya, Tailandia y Chile son otros ejemplos de cómo la opresión del Estado beneficia a las empresas de la celulosa y las plantaciones.
Solo disponible en portugués o inglés Nós, entidades e indivíduos da Rede Alerta contra o Deserto Verde/Brasil, abaixo signatários, queremos expressar nossa grande preocupação com o histórico e o destino das certificações FSC no Brasil, legitimando monoculturas de árvores em larga escala, ainda que já exaustivamente demonstrada a sistemática violação de direitos sociais, ambientais e econômicos no entorno desses grandes plantios agroquímicos.
Los abajo firmantes deseamos expresar nuestros motivos de preocupación en torno a la certificación de plantaciones en nuestro país por parte del FSC, que está otorgando un sello verde a monocultivos que ya han demostrado ser social y ambientalmente destructivos. Estamos al tanto de que el FSC está llevando a cabo una revisión de su política de certificación de plantaciones y tenemos la esperanza de que el resultado sea que en el futuro este tipo de plantaciones no serán más certificadas por el FSC.
En Galicia, sufrimos desde hace muchos años las consecuencias de la nefasta influencia de la empresa ENCE en nuestro medio natural y en nuestra economía.
Los abajo firmantes deseamos expresar nuestros motivos de preocupación en torno a la certificación de plantaciones en nuestro país por parte del FSC, que está otorgando un sello verde a monocultivos que ya han demostrado ser social y ambientalmente destructivos. Estamos al tanto de que el FSC está llevando a cabo una revisión de su política de certificación de plantaciones y tenemos la esperanza de que el resultado sea que en el futuro este tipo de plantaciones no serán más certificadas por el FSC.
Los abajo firmantes deseamos expresar nuestros motivos de preocupación en torno a la certificación de plantaciones en nuestro país por parte del FSC, que está otorgando un sello verde a monocultivos que ya han demostrado ser social y ambientalmente destructivos. Estamos al tanto de que el FSC está llevando a cabo una revisión de su política de certificación de plantaciones y tenemos la esperanza de que el resultado sea que en el futuro este tipo de plantaciones no serán más certificadas por el FSC.
Los abajo firmantes deseamos expresar nuestros motivos de preocupación en torno a la certificación de plantaciones en nuestro país por parte del FSC, que está otorgando un sello verde a monocultivos que ya han demostrado ser social y ambientalmente destructivos. Estamos al tanto de que el FSC está llevando a cabo una revisión de su política de certificación de plantaciones y tenemos la esperanza de que el resultado sea que en el futuro este tipo de plantaciones no serán más certificadas por el FSC.
Los(as) abajo firmantes deseamos expresar nuestros motivos de preocupación en torno a la certificación de plantaciones en nuestro país por parte del FSC, que está otorgando un sello verde a monocultivos que ya han demostrado ser social y ambientalmente destructivos. Estamos al tanto de que el FSC está llevando a cabo una revisión de su política de certificación de plantaciones y tenemos la esperanza de que el resultado sea que en el futuro este tipo de plantaciones no serán más certificadas por el FSC.
El caso de la empresa Veracel Celulose sirve –como tantos otros- para desnudar las falsedades del discurso empresarial sobre “sustentabilidad”. Veracel es una empresa moderna, propiedad en partes iguales de la sueco-finlandesa Stora Enso y de la noruego-brasileña Aracruz Celulose. Veracel es propietaria de 164.000 hectáreas de tierra, 78.000 de las cuales plantadas con eucaliptos en el estado de Bahía, donde el año pasado comenzó a funcionar su gigantesca fábrica de celulosa, con una producción anual de 900.000 toneladas de celulosa destinadas a la exportación.
El pueblo costero de Mehuín está ubicado en la zona noroeste de la Provincia de Valdivia, en los límites de las IX y X regiones y se encuentra en una pequeña bahía donde desemboca el río Lingue, rodeado de cerros de la cordillera costera. Tiene una población de aproximadamente 1.700 personas pero convive con 13 comunidades de unos 3.000 indígenas mapuches-lafkenche que bajan al pueblo a vender sus productos y a abastecerse. Existen además sectores muy definidos en Mehuín, con sus propias particularidades culturales.