Artículos del boletín

La empresa está en proceso de renovar parte de sus plantaciones de palma aceitera en Edéa. A finales del año pasado, las comunidades comenzaron a movilizarse contra este proceso. Su resistencia y determinación para detener a la empresa ha llevado al subprefecto a solicitar a Socapalm el cese de sus actividades. Esta es una primera victoria de la comunidad y de las mujeres organizadas de Edéa, pero ¡la lucha continuará hasta que SOCAPALM devuelva las tierras a las comunidades!
La provincia de Corrientes concentra la mayor superficie de plantaciones forestales del país. El 80% de la madera se destina a los aserraderos. Allí, se queman periódicamente montañas de aserrín, lo que genera graves problemas para la vida y la salud de los vecinos. La organización local Guardianes del Y’verá realizó un relevamiento de salud comunitario para denunciar la problemática, exigir la relocalización de estos establecimientos y denunciar los impactos del modelo forestal.
Varios artículos del boletín actual dan cuenta de las luchas comunitarias contra viejas y nuevas formas de extractivismo que amenazan los territorios y los medios de vida de las comunidades en América Latina, África y Asia. Por tal motivo recomendamos releer una entrevista con el miembro del Comité Asesor del WRM Nasako Besingi, de Camerún, sobre los desafíos que enfrentan las comunidades.
En la actualidad, se está proponiendo una nueva ronda de iniciativas para plantar monocultivos de árboles con el objetivo de generar compensaciones de carbono. Aparte de la idea absurda —respaldada por la ONU y varios gobiernos nacionales— de que las plantaciones de árboles pueden compensar el daño (climático) causado por la combustión de carbono fósil, estas iniciativas han destruido los medios de vida de las comunidades y se han apropiado de vastas áreas de tierras comunitarias.
Las iniciativas de conservación de bosques y plantación de árboles para obtener compensaciones de carbono son dos de las formas preferidas por el sector empresarial para maquillar de verde su imagen y poder continuar con sus negocios de siempre. Estas iniciativas tienen características que las hacen muy atractivas para los inversores, por ejemplo, la facilidad con la que se pueden manipular los argumentos y cálculos de los proyectos. Por lo tanto, no causa sorpresa que hayan salido a luz escándalos sobre este tipo de proyectos.
¿Cuántas plantaciones de árboles hay y de qué tamaño son? ¿En qué regiones y países se encuentran? ¿Cuáles son las diferencias entre los diversos ‘actores’ que participan directamente en el establecimiento de las plantaciones? Este artículo presenta cifras e información que buscan responder éstas y otras preguntas.
Detrás de cada plantación de árboles establecida con miras a compensar las emisiones de carbono, hay agentes externos que buscan beneficiarse de un mayor control sobre la tierra. Y si bien todas tienen el mismo enfoque colonialista, estas plantaciones pueden variar mucho: pueden ser monocultivos a gran escala o sistemas con la participación de pequeños agricultores; pueden incluir especies exóticas o especies nativas; y algunos de ellos pueden incluso existir sólo en los papeles.
Varias iniciativas han contribuido a promover las plantaciones de árboles para compensar las emisiones de carbono. Independientemente de si éstas iniciativas están lideradas por el sector empresarial, ONGs, gobiernos nacionales o compañías petroleras, las empresas contaminantes se benefician de que la atención deje de ponerse en la necesidad de frenar las emisiones de combustibles fósiles.
Recomendamos la relectura de la publicación “El mercado de Carbono: sembrando más problemas”, escrito por Larry Lohmann en 2000.
Cada dos años realizamos una encuesta entre quienes integran la red del WRM sobre el contenido de nuestro boletín y otros materiales, como cartillas, informes, videos y podcasts. Les invitamos a responderla. No les llevará más de 10 minutos.
Bajo el argumento de un “desarrollo sostenible”, los gobiernos de la región Amazónica siguen fomentando el extractivismo. En este contexto, la lideresa indígena Alessandra Munduruku afirma: "Hay que demarcar los territorios indígenas. Basta de hablar de bioeconomía, de sostenibilidad, cuando en la actualidad lo que hay es violencia"
La región amazónica es una de las últimas fronteras de resistencia a la expansión del capital. Esto se expresa en las luchas de activistas sociales como Chico Mendes, así como por la presencia en la región de la mayoría de los pueblos indígenas del planeta que todavía se mantienen en aislamiento voluntario. Sin embargo, en la actualidad diferentes formas de extractivismo‘verde’ avanzan cada vez más en este territorio.