La historia de la comunidad Hoktek T’oi del pueblo indígena Wichí en la Provincia de Salta (en el norte argentino) es una historia de sufrimiento causado por políticas estatales vinculadas a intereses económicos. En estos últimos años las autoridades, lejos de hallar una solución para poner fin a 100 años de usurpación e injusticia, no han hecho otra cosa que continuar atentando contra los derechos y la propia existencia del pueblo Wichí, que ha protegido el bosque tropical en donde siempre ha vivido.
Artículos del boletín
Lo que está sucediendo en Espirito Santo, uno de los estados más pequeños de Brasil, es histórico. La poderosa compañía de plantación de árboles y producción de pulpa Aracruz Celulose ha generado tanta oposición a sus actividades, que la Asamblea Legislativa del estado aprobó recientemente, casi por unanimidad, una ley que prohíbe continuar con las plantaciones de eucalipto hasta que se haga un mapeamiento agro ecológico del estado, que determinará dónde se puede plantar eucalipto y dónde no.
Un duro golpe han recibido los agricultores y campesinos de los valles de Tambogrande, San Lorenzo y las comunidades Locuto y Nacho Távara, ubicadas en el Departamento de Piura, ante el anuncio del Primer Ministro de Alejandro Toledo, quien señaló que el país se convertirá en líder mundial minero, sin tomar en cuenta la decisión de las poblaciones asentadas en la zona por cientos de años.
El 13 de agosto, los presidentes de Venezuela y Brasil --Hugo Chávez y Fernando Henrique Cardoso, respectivamente-- concretaron un acuerdo realizado en 1997 e inauguraron en Venezuela un tendido eléctrico que se extiende hacia el norte de Brasil, en el estado de Roraima. Los 676 kilómetros de cables de alta tensión, que tuvieron un costo de 400 millones de dólares y fueron obra de Electrificación del Caroní, filial de Corporación Venezolana de Guayana, transmitirán 65 megavatios/hora que para el 2020 podrían aumentar a 200.
CDC Capital Partners es un actor principal en las plantaciones de palma aceitera de Papua Nueva Guinea (PNG). Lo que fuera antes un programa de ayuda al exterior del Reino Unido, se convirtió en una compañía mixta e invierte en PNG a través de la compañía Pacific Rim Plantations Ltd., en la que posee el 76% del paquete accionario.
La noticia ha recorrido el mundo entero: ¡Se ha salvado el Protocolo de Kioto! A pesar de que formalmente esta información es verdad, oculta el hecho de que esto no significa que se ha salvado el clima del planeta, que es el verdadero tema en cuestión. Por el contrario, tal como están hoy las cosas, en tanto no soluciona el problema que se pretende abordar, el Protocolo de Kioto impondrá nuevos impactos a las poblaciones locales a través de la puesta en práctica de proyectos de sumideros de carbono.
De acuerdo con las leyes camerunesas, tanto las comunidades locales como las compañías madereras industriales tienen derecho a obtener y manejar una parte de un bosque. Pero esta aparente “igualdad” es extremadamente desigual en relación a la extensión de los bosques en cuestión y las obligaciones legales asociadas con los derechos de tenencia.
En comparación con otros países de la región del Congo, la República Centroafricana (RC) tiene un área de bosques relativamente pequeña (unos cinco millones de hectáreas), que corresponden al 8% del territorio del país. Pero en términos de especies con valor comercial como el Sapelli (Entandrophragma cylindricum), el Obeche (Triplochiton scleroxylon) y el Sipo (Entandrophragma utile), sus bosques se cuentan entre los más ricos de África.
Organizaciones ambientalistas y de derechos humanos enviaron recientemente una carta abierta a la empresa danesa Dalhoff Larsen & Horneman A/S (Grupo DLH) para que dejara de comercializar madera de compañías liberianas, las que, además de ser responsables de los graves procesos de deforestación que ocurren en Liberia están involucradas --de acuerdo a un informe de Naciones Unidas-- en una serie de actividades ilegales tanto en Liberia como en la vecina Sierra Leona.
Durante muchos años, el uso de leña y la producción de carbón vegetal han sido culpados como causantes la deforestación en todo el Sur, aunque ésto rara vez ha sido cierto. En el caso de Senegal es claramente falso. El carbón vegetal es una fuente de energía importante en este país, en el que su ciudad capital, Dakar, consume el 90 por ciento del carbón vegetal que se produce en sus bosques. Sin embargo, los bosques no están ni siquiera cerca de su agotamiento, y se informa que la regeneración después del corte de leña es bastante vigorosa.
El madereo a escala comercial produce una serie de impactos sobre las comunidades locales, entre los que se destaca la pérdida de fuentes de sustento. Un ejemplo es la tala de árboles utilizados por los pueblos locales para la recolección de resina líquida.
En julio de 2001 la Forestry Industry Organisation (FIO), la principal empresa maderera de Tailandia, de propiedad del estado, recibió la certificación de “manejo sustentable” para dos de sus plantaciones de teca. La certificación fue otorgada por SmartWood, una organización de certificación de manejo forestal autorizada por el Consejo de Manejo Forestal (FSC), que ayudaría a la agencia a resolver sus problemas financieros y también a ocultar su pasado infame.