Artículos del boletín

Recientemente se conoció que el consorcio Montes del Plata, conformado por la empresa papelera sueco-finlandesa Stora Enso y la forestal chilena Arauco, vendió al administrador de fondos de inversión estadounidense GMO, 45.000 hectáreas, en su mayoría forestadas, ubicadas en los departamentos de Tacuarembó y Rivera (1).
Miembros de la Unión Nacional de Campesinos de Mozambique, conocida como UNAC, y representantes de organizaciones no gubernamentales internacionales, luego de la Conferencia Internacional sobre el Desarrollo Africano realizada en Tokio, reclamaron a los gobiernos de Japón, Brasil y Mozambique que detuvieran el programa ProSavana.
Son éstos momentos clave en los que los diversos comités del Parlamento Europeo deben votar en materia de biocombustibles, luego de los debates que están teniendo lugar en el Consejo. Más de 100 organizaciones de todos los continentes (inclusive varias coaliciones que representan a muchos otros grupos) firmaron una Carta Abierta a las autoridades de la UE referente a la política europea sobre biocombustibles.
Tras el anuncio del presidente de Ecuador de realizar una evaluación para la recolección de fondos del proyecto Yasuní – ITT, con un claro interés de explotación petrolera, la iniciativa Guardianes del Yasuní convocó a una acción de vigilia en defensa del bosque. Y declaró: “El Sumak Kawsay (buen vivir) es posible sin petróleo, como lo ha demostrado la gran diversidad de vida en el Yasuní junto con los pueblos milenarios que han sabido coexistir con ella. No hay precio que valga para destruir esta parte del paraíso ecuatoriano.
El 6 de junio, la Comisión Regional de los Afectados por los Desiertos Verdes organizó en la ciudad de Imbaú en el estado de Paraná, el Primer Seminario sobre Violación de Derechos Humanos y plantaciones industriales de eucaliptos en la región de Telêmaco Borba. Con la presencia de un público diverso de 200 personas, en su mayoría campesinos, se presentó el resultado de una investigación participativa sobre los graves impactos del monocultivo de eucalipto en la localidad de Imbaú.
El nuevo “desarrollo sustentable” se llama “economía verde”, algo que funcionará a partir de un “crecimiento verde”. Principalmente desde Rio+20, la ONU y los gobiernos nacionales intentan mostrar ante los pueblos del mundo un renovado compromiso con una política responsable para con el medio ambiente y el futuro del planeta. Denominar “verde” a dicha política, un color asociado a la naturaleza, queda bien. Pero, por ser verde, tal política ¿se preocupará también por la diversidad? Y en el futuro la “economía verde” ¿también será una “economía biodiversa”?
La Amazonía peruana abarca el 61% de la superficie del país, ocupando la cuarta posición mundial en cuanto al tamaño de bosque tropical. Por tener esta gran área boscosa, el Perú también es un país extremadamente biodiverso, ocupando, por ejemplo, el quinto lugar del mundo en cuanto a la diversidad de plantas, con cerca de 25 mil especies registradas.
El reciente informe de Global Witness “Logging in the shadows” (*) muestra que en Camerún, la República Democrática del Congo (RDC), Ghana y Liberia se está otorgando a empresas forestales industriales centenares de permisos que, en principio, están destinados a fomentar la pequeña empresa y a satisfacer las necesidades locales.